Los invitados descorteses (Lucas 14:16-24)

L'Invitation au festin ( La invitación al banquete), Eugène Burnand (suizo, 1899)

L’Invitation au festin ( La invitación al banquete), Eugène Burnand (suizo, 1899)

Pero El le dijo: Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos; y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: “Venid, porque ya todo está preparado.” Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses.” Y otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses.” También otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir.” Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos.»

Y el siervo dijo: “Señor, se ha hecho lo que ordenaste, y todavía hay lugar.” Entonces el señor dijo al siervo: “Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena.”

LBLA

 


Cánon de Eusebio:

Mateo Marcos Lucas Juan
22:1-10 14:16-24

 


Comentario

 

Nuestro Señor respondió a la exclamación de uno de los convidados con otra parábola, en la que, con la imagen de una cena se representa al Reino del Mesías, la Iglesia de Cristo. El anfitrión de esta cena es el Señor Dios, sus servidores son la ley y los profetas. Todo el pueblo judío fue invitado a entrar en el Reino. Cuando estaba próximo el tiempo de ese Reino, Dios una vez mas los invitó pero ahora a través del Mesías (en algunas profecías como Isaías 52:13 el Mesías es llamado el siervo del Señor pues adoptó la naturaleza humana). En un principio el Mesías se manifestaba sólo a los elegidos — los judíos— con la noticia de que el Reino de Dios está cerca [e.g. Mateo 10:7], todo está preparado. Pero entre esos mismos judíos hubo quienes, llamados inicialmente en su calidad de conocedores de la ley del Antiguo Testamento — escribas, fariseos y otros líderes del «pueblo elegido»— rehusaron en connivencia aquella invitación. Sus obligaciones materiales y solicitudes mundanas sirvieron de excusas para desatender el llamado de Dios y rechazar al Mesías-Cristo. Entonces, el Señor Dios ordenó al Mesías que invite a publicanos y pecadores, y como en Su Reino aun sobraban muchos lugares, extendió su invitación a los gentiles. Aquellos que respondieron a la enseñanza del Evangelio, entraron en el Reino del Mesías; en cambio los escribas, los fariseos y todos aquellos que la despreciaron se quedaron fuera del Reino.

 

– Arzobispo Averky Tauchev (ruso-ortodoxo, 1906-1976), «Guia Para el Estudio de los Cuatro Evangelios»

 
 


Dijo aún: «El que permanece en el desierto, para guardar el sosiego con Dios, está liberado de tres guerras: la de oír, la del hablar y la de ver. Le queda una sola: la del corazón.»

– Antonio el Grande (Las Palabras de los Ancianos)